Análisis de la dinámica “Lindo Gatito”
En
esta dinámica que se realizó en mi grupo y, afortunadamente, en el salón de
clases aprendí como es que las organizaciones pueden aprender conforme van visualizando
experiencias. Debo admitir que al principio me sentía algo incómodo, pues no quería
pasar la vergüenza de tener que ser el gato y mucho menos tener que tallar la
espalda de alguien, maullar también me puso algo nervioso. A pesar de eso, y de
que tuve que pasar en dos ocasiones, la parte más difícil para mi fue aguantar
la risa, pues soy de esas persona que cuando está nerviosa se ríe y, si le
agregamos las locuras que comentaban los compañeros y lo chistoso de la situación,
me convertí poco a poco en un blanco fácil. Durante el desarrollo pude observar
cómo es que al pasar el gato dejaban de reír, se tensaban, y cuando este pasaba
se relajaban y procuraban estar atentos a sus movimientos. En mi caso trataba
de imitar esas actitudes y creo que mis demás compañeros hicieron lo mismo.
Esto hizo que ser gato se convirtiera en una ardua labor pues era más difícil hacer
reír a alguien. Aprendieron conforme a la acción.
Análisis de la dinámica “¿Me quieres dulzura?”
Esta
dinámica fue algo parecida a la anterior, pero esta vez fue mucho más difícil ser
el que preguntaba, pues los integrantes del grupo ya habían tenido la reciente experiencia
de la dinámica anterior, de alguna manera ya estaban predispuestos. Esta situación
provoco la necesidad de buscar mejores estrategias para poder lograr el
objetivo, y la estrategia que impacto fue cuando se empezó con el contacto físico.
Esta estrategia tuvo resultados eficaces conforme se ponía en práctica de
muchas formas diferentes, agregándole también algunas palabras de “seducción”.
Pero mientras pasaba el tiempo, el uso fue desgastando la estrategia, los compañeros
fueron adaptándose más y más al cambio y pudieron mantenerse en total control
por la conducta aprendida.